Ayer mientras buscaba libros que «pinnear» en mi tablón de Pinterest «books worth reading» (estoy completamente enganchada) he hecho la enésima búsqueda de mi vida en google.
Para mi sorpresa, un anuncio de la Casa del Libro tenía un error muy divertido que ha llamado mi atención (el apellido de ana era «Frank» no «Franck» como está escrito en el copy del anuncio que veis más arriba.
Este tipo de anuncios es lo que se llama Search Engine Marketing, un tipo de publicidad rentable para los anunciantes por su coste adsequible (dentro de los costes del mundo de la publicidad) y sus buenos resultados en general, aunque exigente, ya que requiere bastantes conocimientos, certificaciones y muuuucha experiencia dominar la herramienta de construcción de campañas de Google, Adwords (entre otros).
El SEM, por sus siglas, o search abreviando, se construye gracias a la compra de palabras clave. Esto es, si tu vendes libros, compras la palabra «libros» (ente muchas otras) y para esa palabra defines unos parámetros como el copy, el link de destino y ese brevísimo parrafito que aporta algo más de información sobre lo que está siendo anunciado.
Después, puedes indicar los impactos que deseas que tenga tu anuncio, lo que deseas pagar por que tu anuncio salga para cierta palabra (porque como te imaginarás, mucha gente vende libros en internet y todos querríais salir ante la palabra libro), públicos de impacto y demás.
Una de las claves del éxito del SEM es la arquitectura de las campañas (complicadísima, ojalá si te quieres dedicar a esto puedas ver en vivo y en directo algún plan de campaña detallado) pero otra de las premisas básicas (tanto que hasta yo, que soy una pipiola de esto la sé) es construir links adecuados, que el destino sea el sitio perfecto, ideal, único e increíblemente adecuado para la búsqueda que el usuario ha solicitado al buscador.
Una landing page específica con una dirección que incluya esa palabra clave sería lo deseable, pero a veces no es posible. Lo que sí que no es bueno es que ese link redirija a los resultados que arroja el buscador interno de tu web en una url que se pierde en el lenguaje del ciberespacio. Y, además, es fácil cometer un error de escritura como el que tanto me llamaba la atención, pero desgraciadamente, influye en el enlace y el resultado es que en La Casa del Libro no venden nada relacionado con mi búsqueda inicial («El diario de Anna Frank»).
Lo cual, evidentemente, no es cierto, pero es lo que parece que pasa, y lo que, un usuario que no sepa que la escritura correcta es «Frank» podría llegar a pensar. Por no hablar de qué pasa si se cae el buscador o si agotas las búsquedas contratadas (esto nos ha pasado en esri.es). Esto último es algo poco probable en una página que recibirá miles de visitas (mucho más en estas fechas) como la de La Casa del Libro, pero si gestionas tu web o la de una empresa más normal, revisa de cuando en cuando tu suscripción a tu servicio de búsquedas porque si se te pasa el arroz, lo que ocurre es que tienes a usuarios extrañados al ver que todas sus búsquedas llevan a la nada, o si vuelven pasados unos días, no recuerdan la ruta a la página que les interesa o tienen poco tiempo para regalarte.
Pst! pst! Una hora después de publicar la entrada, la edito, he encontrado algunos consejitos más de search que os pueden resultar interesantes en este post de emprenderalia.
