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Nos Va la Marcha

Imagen de El País

Nunca he tenido dudas de que a nosotros, los españoles, nos va la marcha. La fiesta es uno de los principales reclamos turísticos de este país, aunque ahora se vuelve en nuestra contra, pregunten en LLoret de Mar.

Pero, fuera del alcohol, la música y el albedrío, nos va la marcha en todos los aspectos de nuestra vida. Nos gusta el cotorreo de oficina y el empleo donde se nos putea, los dramones familiares, los amigos traicioneros, las carreras complicadas, las metas inalcanzables.

La conclusión de que nos va la marcha, tenga ésta una justificación o sea totalmente accesoria, queda plenamente plasmada en la imagen que ilustra este escrito. Nos puede tanto la marcha, que tenemos que estar en todos los saraos, si faltas a alguno es que te estás haciendo mayor. O peor aún, estás cayendo en la indiferencia.

Porque, si no nos fuera la marcha, ¿qué pintarían en una manifestación en contra de la visita del Papa a Madrid peregrinos que han venido a verle? Los peregrinos tienen toda una semana para manifestar su alegría por la visita de su líder religioso. Los indignados, laicos, o cristianos contrarios al despilfarro que ha supuesto esta visita, sólo tenían la tarde de ayer para manifestar su tristeza y contrariedad.

¿Es el enfrentamiento, la provocación, el orgullo y el reclamo algo que enseñe la religión? A mí se me parece más a los efectos de una noche de marcha, ese momento en que uno se pone sentimental, o agresivo, o se cree el más guapo de la fiesta. Como en los peores álbumes de nuestro facebook, en este caso, ese momento también ha quedado para la historia.

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