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Tanta: una agradable sorpresa a la vuelta de la esquina

El viernes pasado cené en Tanta, el bistró peruano propuesta de Astrid y Gastón para los bolsillos más modestos como el de los jóvenes diseñadores gráficos, marketinianos e investigadores de este país.

El sitio en cuestión está a la vuelta de mi esquina, vamos, cruzando Príncipe de Vergara desde mi casa, y era una gran tentación en estos días en los que a un@ no le apetece hacer cena…pero daba un poco de miedo por algunas críticas que se leen por la red (¡viva el 11870!) que coinciden, e inciden, en un hecho que es cierto: el servicio puede dejar algo que desear.

Y claro, un@ se plantea: ¿merece la pena pagar un cierto pastón por la cena en un sitio donde no me van a atender bien? Si vives en un barrio como el mío, lleno de buenas propuestas culinarias de alto standing, la respuesta normalmente es «no«.

Pero una cena con unos amigos una noche lluviosa nos llevó hasta Tanta para darnos en los morros con la respuesta correcta: «si«.

Tanta merece la pena, no sólo por probar el ceviche, afamado plato de la cocina peruana que ya cuenta con una amplia variedad de propuestas entre la cocina fusión y el gourmetismo absoluto en la capital (el del propio Tanta, el de Astrid y Gastón, el de La Gorda…), sino por otros principales de la carta, como la sábana milanesa (sábana a lo pobre en la carta) o por los originales sanguches que sacian y sorprenden.

Algunos de estos manjares disfrutamos el viernes, con la «merma» en el caso de la que escribe, ya que no puede comer pescado y no pudo probar el ceviche mixto y el popular que tomó la compañía en la mesa. Compañía que sentenció: mejor el mixto por la textura fresca de su salsa de lima y cilantro.

En los primeros, además de unos vinos, compartimos una ensalada de la abuela, sencillamente espectacular, más abundante de lo que esperaba para el sitio, con pollo adobado, bacon crujiente exactamente en el punto que tenía que tener y una espectacular vinagreta agripicante (pero suave).

La sábana a lo pobre convencía y destacaba por lo gustoso de su presentación, con plátano frito, huevo frito y tacu-tacu, y mi sanguche Nikkei me dejó encantada por el gusto crocanti del pollo y el chutney de mango que lo aderezaba, además del resto de salsas. Un  manjar que cuadra para cenas como plato único incluso para una comida rápida si uno pasa por la zona.

Los cócteles fueron otra de las sorpresas: de lo mejor que he probado últimamente en Madrid, con sitios que han bajado su calidad y novedad de las propuestas en este sentido (como nuestro querido Sushikawa). ¿Qué tomamos? Cholopolitan, Maricucha, Pisco Punch y Ya que Chicha! No pudimos decidirnos por uno…

Otras consideraciones a tener en cuenta:

  • en Tanta no reservan mesa. Llegar antes de las 21:00hrs. si vas a ir en fin de semana es una garantía para poder tener mesa. Las mesas no se vacían con rapidez por la lentitud del servicio, por lo que no te recomendaría esperar turno…
  • El servicio es leeeeeeeeeeeeeento. Tardaron unos 20 minutos en traernos los segundos después de la ensalada, aunque es cierto que una vez los reclamamos nos lo sirvieron en seguida. 
  • ¿Precio?Cenamos por 35€ por persona con vinos, cócteles, pan y un entrante a compartir + un principal por persona. Un precio razonable y buena relación con la calidad de lo que tomamos. 
Tanta: ¡seguro que repetimos!
Plaza del Perú, 1
28016 Madrid
913 502 626

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