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Estuvimos en…Estado Puro

Esta semana uno de los días que más tarde he salido de currar me animé a ir con la «family» a Estado Puro. Probablemente hayas pasado alguna vez por delante de Estado Puro y te hayas quedando mirando asombrado su decoración:

Imagenes by @gonvazquez

Pero no hayas pasado más allá del umbral de la puerta por miedo. Es normal. Tiene pinta de ser un local caro de estos a los que vamos los modernitos a dejarnos el sueldo para compensar nuestras larguiiiiisimas jornadas de trabajo.

Sin embargo es una propuesta muy buena para tomar algo y un picoteo/tapa si vas al Museo del Prado y te diriges al centro, por ejemplo (no en vano, hay que coger fuerzas para subir la cuesta de los Jerónimos). La relación calidad-precio es buena y entre semana tiene pinta de ser un sitio tranquilo, o nosotros al menos disfrutamos de un rato agradable. Eso sí, el público es bastante «guiri», el sitio debe de aparecer en todas las guías habidas y por haber, asíque puede ser complicado encontrar hueco un fin de semana…

Una buena selección de vinos y una propuesta de tapeo interesante (aunque no me pareció muy variada para llamarse el sitio «Tapas en Estado Puro») pero también con ensaladas y arroces, platos más contundentes para comensales con más hambre. Yo no estaba ese día para muchas flores, asíque me pedí una ensalada templada de granada y bacon, no estaba mal, pero tampoco de morirse.

Lo que estaba riquísimo eran las patatas bravas y según el resto de comensales unos flamenquines de foie (que no llegué a probar por tardona) y los tigres (mejillones, que no probé porque no como ni marisco ni pescado). También probaron el cazón (ese pescado que parece pollo y que casi me intoxica el día del funeral de Marisa, gracias a que #sotoca alias @simplifica no dio el aviso de que eso era cazón…) y las bombas de carne.

Una última advertencia: no vayas si tienes prisa. El servicio es amable pero leeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeento…En serio: muy lento.

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