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Viaje a Japón. Día 5: Kamikochi´s Paradise

El día 6 nos fuimos de Matsumoto tempranito a Shinsimashima (nombre aprox) con un trenecito local (no incluido en JRP). Una vez ahí te cambias a un bus que tarda como una hora en llevarte a Kamikochi.

No es que haya muchos kms (unos 40) pero es que el bus va a 40 km/h. Clavaos. No se saltan el límite ni en las rectas con visibilidad. Cómo echaba de menos yo a cierta persona y su dominio de las carreteras de montaña…
Tras este – tedioso pero bonito- viaje, llegamos al paraíso. Kamikochi es una aldea muy turística dentro del Parque Nacional de los Japan Alps, que tiene apenas un par de centros de atención al visitante, una estación de autobuses y unos 5-6 hoteles con algún restaurante, cafetería y venta de recuerdos. Sólo se permite el acceso en bus o taxi al ser Parque Nacional.

Nosotros nos alojamos en un «albergue de montaña». Incluía cena y desayuno y sus respuestas por email, y su web, parecía un poco cutre, de ahí mis comillas… Pero… ¡Nada más lejos! Cuando llegamos al Nishi-itoya nos atendieron de lujo, nos fuimos a dar un paseo y comernos un picnic que nos habíamos currado el día anterior, y al volver y ver nuestra habitación nos quedamos sin habla.
La habitación era tipo ryokan grande, con su antesala, su sala principal, una ante-terraza y una terracita. Desde ambas se veía la vista más famosa de Kamikochi… Increíblemente bonito y relajante.
Una de las mejores cosas del «albergue» prometían que era el onsen, y era ciertamente de lo mejor. Con vistas a esas mismas preciosas montañas y casi siempre vacío. Muy bien equipado y con productos de gama alta. Tenía sauna pero
funcionaba a veces, creo que solo en fin de semana que deben tener más afluencia.
El «albergue» ha sido de las reservas más caras del viaje, yo pensaba que era porque fuimos a la zona justo el fin de semana de apertura de temporada (el domingo aquello era como El Corte Inglés el primer día de rebajas), pero cuando vi el nivelazo del sitio en el que estábamos, entendí que merecía la pena el precio que pagamos.
Y es que ha sido una de las experiencias del viaje, no solo la visita al sitio, sino la cocina del Nishi-Itoya. A mí me costó un poco acostumbrarme a tanta cosa rara, fue nuestro primer encuentro con la cocina Kaiseki y todo nos alucinaba y extrañaba a partes iguales. Por cierto, ningún problema para prepararme el menú sin pescado ni marisco,
muy majetes.
Todo era muy raro, pero estaba rico, hay sabores y texturas a las que no nos hemos acostumbrado en todo el viaje, pero supongo que ellos también fliparán cuando vengan y vean que el arroz lo comemos con un montón de cosas encima o la sopa con fideos finitos.
Total, que nuestro primer día en Kamikochi fue ir al lago que hay a la entrada al parque (mañana) y por la tarde subir hasta una zona que hay pantanosa también preciosa, disfrutando de la compañía de familias enteras de monos que estaban dándose el festín de la cena. Nosotros nos divertimos con la nuestra y nos retiramos a ver desde la habitación (ya con los futones montados) como la montaña era engullida por la noche. Y allí, en medio, vimos brillar la luz del que sería nuestro destino el día después, el refugio de montaña de Dake-Sawa.