Montañas

La Buitrera: esa montaña con algo especial

Para mí la Buitrera es más que un dos mil muy majo y divertido de subir aquí al ladito de Madrid: es el primer sitio al que me llevaron como «proyecto» de montañera y nunca olvidaré el miedo que pasé subiendo las canales heladas del primer tramo de ascensión, o bajando por un bosque lleno de hojas y barro como un patito. Nunca olvidaré lo largas que me parecieron aquel día todas las subidas, como si no se fueran a acabar nunca.

El pasado viernes volví por allí después de tanto tiempo y tantas cositas ya terminadas gracias a una excursión machacona del Club Alpino Madrileño en las que salimos desde la ermita de Hontanares (al ladito de Riaza, un lugar idílico para pasar el día con la familia) para ascender a La Buitrera, que después rodeamos dirigiéndonos hacia el Hayedo de Tejera Negra (ojo aquí porque las sendas y caminos hace tiempo que se perdieron y hay que ir por bastantes tramos campo y arbustos a través).

Coronando la Buitrera por segunda vez en mi vida, que nunca me ha dejado admirar sus vistas…

Antes de llegar al hayedo fuimos al collado del Hornillo (un sitio muy curioso). Desde ahí se toca una pista forestal desde la que hay que salir a coger un camino con hitos que sale a la izquierda nada más pisar la pista (¡¡no como nosotros que nos comimos unos kms de pista hasta que pudimos enmendar nuestro error). Este camino baja al parking de Tejera Negra.

 

El increíble hayedo al fondo, acompañando nuestros pasos.

Desde el parking remontamos parte del curso del río hasta que se tiene a la vista un prado elevado hacia el que sigue un camino de paso de ganado bastante evidente (por los tordos y por lo pisado que está). Ese camino se sigue y una vez se pasa el prado se continúan unos metros hasta una antigua pista forestal, muchos años hace que nadie la usa, que llega prácticamente al collado de Las Cabras.

Yo en la pista forestal, al borde del desmayo.

Desde el collado se sigue una senda marcada con hitos (y muy pisada) que nos lleva hasta el sendero de ascensión a la Buitrera, que hay que descender ya de noche y con cuidado (y frontales encendidos) en las zonas de pedrera y destrepes (muy sencillos ya que aún no había hielo esperándonos en ellos) hasta volver a la ermita de Hontanares, donde nos recibió una copiosísima lluvia de despedida de la actividad.

En fin, que cada vez que voy a la Buitrera me vuelvo con grandes recuerdos… se está convirtiendo en una montaña con un «alma» especial para mí 🙂

Antes de cerrar el post de hoy os recuerdo que este fin de semana dentro de Naturviva tendrá lugar Eskala en Bloke  la gran fiesta de la escalada organizada por la FMM a la que no podéis faltar para ver a los mejores escaladores del país en una de las competiciones más espectaculares del calendario.